jueves
Escuchaba y retumbaba en su cabeza una y otra vez la última canción del track de la lista....
-¿Cómo se va a terminar?, ¿podrías tu decirmelo?
Quiso tanto balbucear esas frases, pero ni siquiera podía. Se sentía aturdida entre palabras y emociones, tal vez demasiado alcohol, o muy poco, cómo podría saberlo. Ella sabia cuál era exactamente el camino a seguir, sabía exactamente que al irse y cerrar la puerta no había vuelta atrás, pero renegaba completamente de cualquier atisbo de intuición y sólo podía pensarse en un lugar lejano, lo más lejano posible en donde el tiempo fuera irrelevante.
Se conocían hace tanto tiempo, pero contradictoriamente se conocían tan poco. Ella llego a su vida demasiado adelantada o muy tarde. Recordaba la primera vez que la vio, las miradas de indiferencia y la necesidad que sentía de hacer más llevadero el espectáculo del que era testigo, nunca pensó que esos segundos cambiarían su vida. De ahí en adelante todo paso de forma confusa y repentina, terminaba de ser profundamente dañada y ni cuenta se dio cuando se encontraba hablandole, con la naturalidad que lo hacen amigos de antaño, con el brillo y la sorpresa de un niño pequeño en navidad. Habían construido otra imagen de ella, las historias van cambiando según quien las cuenta y no podía mas que sentirse engañada respecto a la persona que había enfrente -Eres distinta, siempre escuche de ti, pero nunca me habían dicho la verdad- pensó.
Cada día era una sorpresa con ella, cada día se sentía más pequeña y más insegura. Hasta que el miedo pudo más y ahora cuando ya tanto tiempo había pasado el recuerdo la mareaba.
Tanto se pueden dañar las personas que uno quiere. Miraba sus lagrimas caer, miraba sus ojos inundados de un dolor tan indescifrable, miraba como la luz golpeaba su rostro y no podía más que sentir vergüenza, sentir rencor de si misma y de otras personas y esconderse tras un muro de llanto y sollozos. Demasiado tiempo, o tal vez no era el suficiente... ya ni siquiera tenía noción de los tiempos que vivía, y mientras los relatos de una traición vista por ojos ajenos llegaban como dagas a sus oídos no podía más que agachar la cabeza esperando que todo fuera un sueño premonitorio.
Había esperado tanto tiempo ese momento y parecía que una vez más las expectativas eran sobrevaloradas.
miércoles
que sentimiento más sucio el de la culpa, el de sentir responsabilidad por algo y por más de tratar no pensarlo... es difícil.
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa- dice el curita en la misa los domingos con un sol de mierda afuera, yo en un vestidito azul que me cargaba, calcetines con blondita y toda la inocencia encima, mientras pensaba sobre las cosas que debía sentir culpa. Pensaba por ejemplo que con algo le había mentido a mi mamá, que no había escrito las páginas de cuaderno de composición (pero ya estaba castigada por ello), que de nuevo había dejado tareas del colegio sin hacer...
Nunca pensé sobre las culpas de los demás, nunca pensé si él sentía que sus acciones eran reprochables o si tal vez en su enfermedad nunca lo supo.
Era ahí en esa misma iglesia en donde debería haber gritado tan fuerte, hasta quedar sin voz, POR QUÉ MIERDA ME LLENAN DE CULPA SI CON ELLA NO PUEDO HACER NADA?. nunca en ese lugar dijeron que había que reconocer el error y tratar de arreglarlo, sólo dice: reconoce tu culpa hijo piensa en ella y fin... y las disculpas ¿cuándo?
es gracias a esa misma culpa que no puedo sentir lo que realmente debo, y solo siento maldad por alegrarme de la desdicha de él y volver con el arrepentimiento del mundo y pedir porque todo pasé, porque la muerte no suceda a un AVE, porque la secuelas no sean serias... apuesto mi vida que de todas las personas que dañe, ninguna pide por mi bienestar, y no es malo eso, es humano... yo soy la que está mal... yo estoy mal.
gracias por eso iglesia católica, ruega por la culpa francisco
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